Artículos de Prensa

Las causas malditas de la inflación

EL Cronista
por: Alejandro González

Las causas malditas de la inflación

Por qué con todo lo que se habla de la inflación en estos días casi no se mencionan las causas que cualquier libro básico de economía señala como explicaciones principales de ese fenómeno? Sin duda se trata de interpretaciones que en la Argentina de hoy son ?políticamente incorrectas?, y, por lo tanto, se vuelven ?innombrables?. Veamos.

La inflación puede generarse por el incremento de la demanda cuando no es acompañado por una mejora en la oferta. Muchas veces ocurre si los aumentos salariales no están vinculados a un incremento en la productividad. El fenómeno fue muy estudiado en la Inglaterra laborista, previa a la llegada de Margaret Thatcher.

Otro factor inflacionario ?clásico? es la emisión monetaria por parte del estado para cubrir sus gastos sin obtener ingresos suficientes. Es decir, emitir moneda sin respaldo.

Una tercera causa: La ?enfermedad holandesa?. En ella, la inflación aparece cuando las exportaciones de un país se valorizan y comienzan a generar fuertes rentas que luego al volcarlas en el mercado local provocan apreciaciones en el valor de otros bienes y servicios.

El gráfico adjunto confirma que los factores indicados son relevantes para entender la inflación actual.
Los salarios de los sectores privados registrados ?se despegaron? del resto de las retribuciones que recibe el sector trabajo, como por ejemplo el informal o los cuenta propistas. Sin embargo, no está claro que la productividad haya aumentado en la misma proporción.

El circulante monetaria aumentó por encima de lo necesario para acompañar el crecimiento de la economía real, que fue del 71 %, desde el 2001 hasta el 2011. La monetización de la economía es buena en la medida en que sea la consecuencia de una menor velocidad de circulación del dinero, cuando los agentes económicos están dispuestos a mantener dinero en lugar de cambiarlo por otros bienes, servicios u otras monedas. Pero al llegar a una frontera difícil de definir, ese aumento en la cantidad de dinero deja de reflejar un mayor producto o una menor velocidad de circulación y empieza a producir alzas de precios. Los gobiernos tienden a ?pasarse? de ese límite porque mientras la gente acepta más dinero ellos obtienen una fuente de financiamiento gratuita, al no pagar intereses por la moneda que se emite. Esto se conoce como ?derecho de señoreaje?. Y explica, además, porqué al gobierno le ?conviene? que la gente use, contrate, ahorre o piense en pesos, dado que así las personas y empresas compran su ?producto?, los pesos, y no los dólares ?producidos? por el gobierno norteamericano. Como se ve, hay un interés del gobierno en el ?cambio cultural? del dólar al peso, más allá del aparente patriotismo.

La ?enfermedad holandesa? la podría haber causado el impactante aumento del valor de las exportaciones agrícolas (los precios de esos bienes crecieron un 185 % del 2001 a la fecha). Pero su incidencia en la economía interna fue mitigado por las retenciones que efectuó el gobierno y por la compra de divisas que realizaron los particulares. Esta última, la criticada ?fuga de capitales?, es aquí, aunque suene raro, un factor que contuvo alzas de precios.

Que los gobiernos traten de esconder la inflación existente es una conducta que responde en forma obvia a su interés egoísta. Y ya lo hacían en la antigüedad adulterando las monedas que se acuñaban con menos oro o plata del que decían tener. Trataban de disimular esa acción así como ahora de la inflación ?no se habla?. Para esos gobiernos, el mundo ideal es aquel en que la ?ilusión monetaria? ?el estímulo que provoca disponer de mayor cantidad nominal de dinero? puede mantenerse indefinidamente.

Cuando ocurre el ?Rodrigazo? en 1975, la inflación que generó ese ajuste salvaje se le atribuyó a los aumentos salariales obtenidos por los principales gremios, al ajuste de tarifas de servicios públicos retrasadas, al déficit fiscal del estado financiado con emisión monetaria y a un mercado cambiario desdoblado entre el oficial y el paralelo. Antes, intentar frenarla con los controles de precios había fracasado.

La hiperinflación del gobierno de Alfonsín y de Menem ?antes de la convertibilidad? tuvo como explicación la impresionante aceleración de la velocidad de circulación del dinero (los pesos ?quemaban? en las manos), el agotamiento casi total de las reservas del Banco Central y el déficit fiscal.

Por supuesto que en la inflación Argentina de los últimos tiempos hay problemas de oferta y de tipo de cambio, pero aunque resulte desagradable decirlo, la demanda exhuberante también tiene su parte.

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